Lima
Llegamos a Lima después de casi 24h de autobús desde Cusco. Habíamos reservado un Airbnb ya que no tubimos mucho éxito con Couchsurfing. Todos los blogs y webs decían que el barrio de Miraflores es el más atractivo de la ciudad y también el más seguro, y aconsejaban alojarse allí. En consecuencia, todos los alojamientos de esa zona son los más caros así que decidimos quedarnos en el barrio de «Pueblo Libre», situado al lado de «San Isidro» y entre Miraflores y el centro histórico. Lima está super bien conectado con autobuses, hay muchísimo y pasan con mucha frecuencia, así que fuimos en autobús hasta el Airbnb, que estaba situado justo al lado de una parada de autobús.
Al llegar allí, nos dimos cuenta que también estábamos en un barrio muy seguro. todos los edificios estaban vallados y tenían portero que se encargaba de abrir y cerrar la puerta a todo el que entraba a la finca. Llegamos al apartamento y una señora mayor nos abrió la puerta, Elena, quien nos explicó que su hijo vivía en Madrid y era quién le gestionaba todo el tema de Airbnb a distancia. Ella solamente preparaba las habitacions y recibia a la gente. Su piso tenía 3 habitaciones y ella vivía sola, así que alquilaba las otras dos a viajeros para sacarse un dinero extra a su pensión.
Estábamos rebentados del viaje así que nos compramos un par de empanadas en el local de debajo del edificio y nos echamos una larga siesta. Al despertar, fuimos a comprar algo de comida al súper para poder cocinar en la cena y ahorrarnos algo de dinero. La cena tenía que ser ligera porque al día siguiente nos esperaba una súper comida, así que compramos un poco de pescado y lo hicimos a la plancha, que ya lo echábamos de menos.
El día siguente prometía, teníamos una reseva en el Restaurante Central, una recomendación que el chef Joan Roca nos dió cuando fuimos a comer al Celler de Can Roca para el 34 cumpleaños de Tolo. El Central es actualmente el segundo mejor restaurante de Latinoamerica (aunque ha sido número 1 durante muchos años) y es el quinto mejor restaurante del mundo. Es un restaurante de cocina peruana con ingredientes locales (por eso decidimos ir a Central y no a Maido, que es actualmente el #1 de latinoamérica, pero su cocina es nikkei. Queríamos comida peruana, iremos al Maido a la próxima). Central tiene dos menús, el Alturas – 155 soles/persona -, un menú de 17 platos en el que cada plato está elaborado con ingredientes de 17 alturas diferentes del Perú, empezando a 10 metros de profundidad en el océano Pacífico hasta llegar al punto más alto de los Andes, a 3050m de altura. El segundo menú, es una ersión reducida del Alturas, si no recuerdo mal, tenía 10 platos y su precio rondaba los 130 soles/persona. Vale la pena comer el largo, ¿o vas a volver?.
El menú no incluye ningún tipo de bebida, pero el restaurante tiene una amplia carta de vinos de todo el mundo, y también existe la opción del maridaje.
Nosotros somos más partidarios de pedir una botella de buen vino en vez del maridaje. No me mal interpretéis, me encantan los maridajes, pero es un tema de aguante. La última vez que hice un maridaje mientras cenaba fue en el restaurante Abac de Jordi Cruz. El maridaje estubo realmente bien, tan bien que no me acuerdo de los postres. Cuando estás en un restaurante así, es realmente una lástima no acordarte de lo que has comido, pero es más lástima aún no acordarte de los aromas y las sensaciones que has tenido.
Así que bueno, aunque el camarero nos recomendó elegir un vino blanco porque la mayor parte de los platos estaban elaborados con pescado, a nosotros nos gusta mucho más el tinto (y el blanco me da dolor de cabeza si bebo mucho…) y pedimos un vino chileno que nos gustó muchísim: Alba de Domus. Es un vino ligero, sin mucho cuerpo, pero con un aroma brutal. Antes de empezar, también nos pedimos 2 cócteles de pisco, ¡muy ricos!.
La experiencia fue brutal. Nos gustaron cada uno de los platos, del primero al último. Ingredientes frescos, con muchísimo sabor y una cocina muy fresca y ligera. La verdad es que no nos sorprende que esté en las partes altas del ranking mundial. Si tenéis la oportunidad, no dudéis en visitarlo (hay que reservar con varias semanas de antelación).
Nuestra digestión iba a durar horas, así que fuimos a pasear un poco por Miraflores para bajar (el restaurante está situado en ese barrio) y nos fuimos para casa.
El barrio de Miraflores es un barrio de clase media-alta. Tiene una parte residencial y otra donde se aglomeran las tiendas de todas las marcas de moda internacionales. No sé porque la gente dice que es la mejor parte de Lima, a nosotros nos pareció comercial y con poco encanto.
Al día siguiente nos levantamos pronto para hacer un free walking tour por el centro histórico de Lima. Nos encontramos a las 11:30 en la Plaza Mayor de Lima con nuestro guia de «Lima by walking». Empezamos el paseo isitando la misma plaza, que alberga la catedral, el ayuntamiento y el Palacio de Gobierno de Perú. A las 12h de la mañana, los 365 días del año, se hace el cambio de guardia delante del Palacio de Gobierno, con banda de música incluida. El guía nos explicó que se celebra exclusivamente para los turistas, ya que hay varios cambios de guardia durante el día, pero no se hace todo ese paripé. De hecho, los «guardias» que representan el cambio, son militares que los traen cada día a hacer el teatrillo delante del Palacio. Cuando termina, los vuelven a llevar a sus respectivos cuarteles.
Continuamos por los alrededores de la plaza, pasamos por delante del Museo de la Gastronomía (que desgraciadamente estaba cerrado por obras), visitamos la Iglesia y el edificio de correos, luego hicimos una parada para probar el zumo de mango, zumo de maracuyá y chicha, las bebidas más comunes en Lima, que se pueden encontrar en todos los puestos de comida. Visitamos el puente Trujillo y la estación de trenes de Desamparados. Terminamos la visita provando varios tipos de Pisco. El barrio histórico de Lima no tiene mucho, solamente la plaza y las calles adyacentes, en un par de horas, está todo visto.
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