– Tour al Valle de la Luna:
A las 16h nos encontramos delante de la agencia para coger el minibús que nos llevaría al Valle de la Luna. Es gracioso ver cómo a esa hora todos los turistas se aglomeran delante de las agencias y la calle Caracoles se llena de vans y minibuses para llevárselos a todos. En un período de 30 minutos, ya no queda nadie en esa calle. En el minibus íbamos unas 12 personas y una guía francesa de unos 50 años. En unos 25 min ya estábamos a las puertas del Valle de la Luna (entrada 3’000 pesos/persona). Hicimos la primera parada para caminar unos 20 minutos. El paisaje sorprende muchísimo, las extensiones de arena, salpicadas con el color blanco de la sala, dan la sensación de estar en la superficie lunar. Subimos hasta la Gran Duna, situada a una altitud que ofrecía unas magníficas vistas del valle. Estuvimos tomando fotos y escuchando explicaciones de la guía. Este valle se encuentra en plena Cordillera de la Sal y en el borde del Salar de Atacama, formado hace más de 22 millones de años, cuando se originaron formaciones y pliegues de capas de sedimentos horizontales de un antiguo salar, que convergieron en forma horizontal debido a constantes movimientos y plegamientos de la corteza terrestre. Sobre esos pliegues se depositaron fracciones de rocas y cenizas debido a la actividad volcánica de antaño. Hoy en día está constituido por rocas sedimentarias con intercalaciones de sal, yeso, clorato, borato y arcilla. La verdad es que nos hubiéramos quedado más rato contemplando el paisaje. La siguiente parada fue en la roca llamada Las Tres Marías, uñas afiladas crestas de roca que brotan desde el suelo, y que están compuestas por granito, arcilla, cuarzo y gemas. El nombre se lo puedo el párroco de San Pedro de Atacama en su primera visita, con mucha imaginación se puede ver la silueta de María en tres posiciones diferentes. Ésta es la parada más prescindible de todo el tour.
Después nos dirigimos hasta una especie de gruta que iba cruzando un sendero estrecho entre grandes paredes y se iba introduciendo en cuevas en las que no se veía nada (recordad llevar una linterna o el móvil). Estuvimos recorriendo la gruta durante una media hora y nos encantó, sin duda no os lo podéis perder.
La última parada un mirador con vista panorámica a la cordillera de la sal. El paisaje no parece tener fin, sorprenden las diversas formaciones arenosas y rocosas que adquieren diversas siluetas. El viento y la acción de otros agentes atmosféricos han rallado formas escultora as con crestas filosas, montículos y agujeros que lo transforman en un paisaje extraordinario. La ausencia de vida animal y vegetal y la falta de humedad, lo hacen ser uno de los rincones más inhóspitos de la tierra.
Justo sobre el barranco del mirador, sobresale de éste, la famosa roca del coyote. Hasta hace poco se podían tomar fotos encima de la piedra pero el paso de tantos turistas la ha perjudicado y ya no es posible. Nos quedamos en el mirador unos 45 min para poder ver la puesta de sol. Aprovechamos el tiempo para tomar fotos de las espectaculares vistas y nos sentamos a contemplar el paisaje. El cielo estaba muy nublado y no pensábamos que veríamos la puesta de sol pero justo al final unos rayos de sol surgieron entre las nubes y empezaron a teñir todo el cielo de color rojo dejándonos una postal preciosa. Terminada la puesta de sol volvimos al bus y nos encontramos que el resto de turistas estaban esperando en el bus hacía 15 minutos porque, como estaba nublado, pensaban que no verían nada y se perdieron una bonita puesta de sol. Subimos al bus y volvimos al pueblo. Consideramos visitar el Valle de la Luna durante un día en bici por cuenta propia, ésto puede ser buena opción ya que permite ir con más calma, pero lo malo es que no podrás ver la puesta de sol porque en la carretera no hay ni una sola luz para poder volver. Llegados a San Pedro de Atacama fuimos directos a dormir para poder estar descansados al día siguiente y poder disfrutar de la excursión de los Géiseres el Tatio.
– Tour Geysers del Tatio:
A las 4.30am estábamos puntuales en la puerta del camping esperando a que nos vinieran a recoger para ir a ver los Géiseres el Tatio. El guía de la excursión nos pasó a buscar a las 4.40am y fuimos a buscar al resto de los turistas a sus respectivos hoteles. Cuando ya estábamos todos nos dirigimos hacia el parque de los Géiseres que está a una hora de San Pedro de Atacama así que aprovechamos para dormir. A las 5.30 llegamos a la entrada del parque de los Géiseres y pagamos la entrada al parque nacional que cuesta 10’000 pesos/persona. La temperatura a esa hora es cercana cero grados así que combine ir muy abrigado. La excursión se hace a esa hora ya que, al estar la temperatura más baja, se puede observar mucho mejor el vapor que sale de los geysers debido al contraste de temperatura.
En el horizonte, se ven las columnas de vapor emanando desde la tierra. Conducimos unos 5 minutos más hasta un par quina donde nuestra guía Carolina nos preparó un desayuno antes de empezar la caminata por los geysers. Nos encontramos a 4’320 metros sobre el nivel del mar.
El Tatio significa «El viejo que llora» en quechua y se llama así por una montaña que tiene forma de la cara de un viejo llorando. El Tatio es el tercer campo de geysers más grande del mundo. Las erupciones de agua alcanzan grandes alturas, y son producidas debido a que bajó del lugar convergen aguas subterráneas sobre un campo de lava, y que al mezclarse producen las enormes columnas de vapor y gases que son expulsados por fisuras en la tierra, superando en ocasiones los 10 metros de altura. Este campo geotérmico está formado por 40 geysers, 60 termas y 70 fumarolas en una extensión de 3 km2.
Paseamos por el corrido durante unos 35 minutos y tomamos fotos sin parar, ¡aya espectáculo!. El paisaje del parque está rodeado de montañas y repleto de geysers que no paran de sacar vapor y agua hirviendo sin parar.
La siguientes paradas en teoría eran una piscina termal y un pueblo llamado Machuca donde se puede comprar carne de llama para comer (según nuestra guía es un timo, es carne de vaca condimentada). Sin embargo, nuestra guía nos planteó un plan alternativo fuera de las guías, para visitar otros geysers y un sendero muy bonito que ella conocía. Democráticamente elegimos el plan alternativo. Tardamos unos 30 min en coche hasta llegar al destino y cuando llegamos, nos encontramos con un paisaje que parecía sacado de una peli de dinosaurios: montañas, tierra color roja y agujeros inmensos con agua y lodo hirviendo, sacando vapor sin parar. En este punto estábamos a una altitud de más de 4500 metros de altura y teníamos que ir con cuidado, caminar lentamente, no agacharnos y no hacer grandes esfuerzos. Hasta el momento no nos había afectado el mal de altura pero allí se notó un poco, cada diez metros teníamos que parar a descansar y beber agua ya que notábamos la falta de oxígeno al hacer el esfuerzo de subir. Estábamos completamente solos, sin más turistas a nuestro alrededor y pudimos disfrutar del paisaje y de los geysers incluso más que en el Tatio.
Terminada la parada, y después de 30 min más en coche, Carolina – nuestra guía – se paró en medio de una subida en el camino, y dio media vuelta. Con el coche en bajada, paró el motor y nos preguntó si estábamos preparados para algo sorprendente. Quitó el freno de mano y el coche, completamente parado, empezó a ascender marcha atrás la subida. ¡Nos quedamos flipando! . Nos explicó e mos encontrábamos encima de un campo magnético y que hacía un efecto imán con el coche. Alucinante…. Llegamos a nuestro nuevo destino, llenos de incógnita nos bajamos y empezamos a caminar siguiendo a Carolina. De pronto, nos encontos inmersos en un acantilado de rocas, rodeados de paredes enormes y de cáctus que superaban los siete u ocho metros de altura. Un paisaje sacado de una película del oeste. Estuvimos andando entre los cactus por el acantilado, paralelos a un río, durante unos 20 min hasta llegar a una zona dónde bañarnos en el río y en remojo hasta la hora de marchar. La verdad es que el plan alternativo fue fantástico, así que si contratáis el tour con Skyline, pedir a Carolina. A las 14h ya estábamos de vuelta en San Pedro de Atacama.
Llegados a San Pedro de Atacama nos dirigimos hacia la agencia ya que nos habían explicado que algunos viajeros no habían podido acceder al Salar de Uyuni a causa de las fuertes lluvias y al día siguiente teníamos la excursión de tres días. En la agencia nos informaron que muchos de los lugares del tour no estaban disponibles por las lluvias y no nos aseguraron el acceso al salar así que anulamos el tour, nos devolvieron el dinero sin problema y fuimos a la estación de autobuses con la intención de comprar un billete para Uyuni y una vez allí ver si podríamos ir al salar o no. Nos llevó toda la tarde encontrar la manera de llegar a Bolivia ya que todos los buses hasta Uyuni y Oruro estaban llenos, pero a las 19h nos informaron que ponían un bus extra desde Calama hasta Oruro (35’000 pesos/persona con Trans Salvador), así que compramos un billete San Pedro – Calama – Oruro para el día siguiente por la mañana.
Por la noche empezó a diluviar y anularon el Tour Astronómico, así que con el dinero de la excursión nos fuimos a cenar a un buen restaurante llamado Blanco, muy recomendable. Esa noche descubrimos que cuando hay tormenta en San Pedro cortan el suministro eléctrico del pueblo. Esto es debido a que las tormentas son eléctricas y hay muchos relámpagos, y como San Pedro está en medio del desierto sin más ciudades alrededor es un punto de atracción para los relámpagos. Por suerte, a la hora de cenar la tormenta ya había parado y pudimos cenar tranquilamente con luz.
– De San Pedro de Atacama a Oruro:
Por la mañana, desmontamos la carpa, desayunamos tranquilamente y nos dirigimos a la parada a coger nuestro bus de las 11h a Calama.
Una vez llegados a Calama, dejamos nuestras mochilas en consigna y nos dirigimos al centro del pueblo. Calama es feo, es muy muy feo. Estuvimos paseando por el pueblo durante un buen rato y no encontramos ningún atractivo. Así que decidimos irnos a un centro comercial a ver si pillábamos algún wifi y podíamos trabajar un poco en el blog y rehacer nuestra ruta después del fiasco de Uyuni.
Así fue, llegamos al centro comercial Falabella y encontramos un wifi gratuito de alguna tienda que no supimos encontrar. Nos acampamos al lado de una columna con 2 enchufes para cargar iPads y teléfonos y nos pasamos allí toda la tarde, haciendo FaceTime con la familia, publicando y matando el tiempo.
Hacia las 19h empezamos a andar hacia la parada de autobús. Nuestro bus salía a las 20:30h. Solamente ver el autobús, ya nos dimos cuenta que los buses de Bolivia no tendrían nada que ver con los buses de Argentina o Chile. El bus de TransSalvador era un bus viejo y bastante escacharrado. El viaje duraba 13 horas o sea que nos teníamos que armar de paciencia. Estuvimos durmiendo la mayor parte del viaje y nos despertamos hacia las 8h de la mañana en la aduana de la frontera Chile/Bolivia. La aduana estaba llena de autobuses, coches, gente con maletas, …un caos. Nuestro autobús se colocó en la fila de los autobuses la cual no habíamos visto avanzar desde que llegamos. Estuvimos en la frontera, haciendo cola con el bus unas 6 horas y 1 hora más presencialmente con nuestras maletas. En la aduana solamente había ¡¡2 ventanillas!! Y había un centenar de personas haciendo cola. Bienvenidos a Bolivia.
Llegamos a Oruro hacia las 17h (es decir, con casi 8 horas de retraso) y teníamos que decidir si probábamos suerte con Uyuni o íbamos directos a Potosí.
Así que decidimos viajar a Potosí (30 bolivianos/persona) y dejar pasar unos días más, a ver si las lluvias se calmaban y luego ir a Uyuni desde Potosí. El viaje Oruro-Potosí eran unas 5 horas y llegaríamos a destino hacia las 3h de la mañana. Aún así, nos aseguraron que podríamos quedarnos a dormir en el bus al llegar hasta las 7h. Y así fue, muertos de frío (el bus estaba peor que el de TransSalvador) pero dormimos.
Muy chulo el video
M’encanta llegir-vos!! 🙂